El tesoro de la sierra madre
Presa el Salto, Sinaloa
Jorge mi hijo, pensaba que los curricanes grandotes de labio largo y color verde perico fluorescente¡¡¡ no jalaban!!! , cuando se perdió uno le pase el mío con gusto y yo até uno igual pero en color natural con el que seguí sacando. Iban muchas, picaban dos al tiempo, tres al tiempo, Jaime sonreía y llevaba la cuenta, ¿pasan de 30 Jaime?, van 36 me decía era el único con la cabeza fría para contar.
Desde luego que venían en la caja por buenos y buenos para las lobinas grandes, estaban por estrenarse. Tus señuelos favoritos nunca duran en la caja los terminas perdiendo atorados en un palo, los rompes, pisas o destruyes de alguna manera. Estos se habían salvado en otros viajes y venían adrede había leído en la red los reportes de varios campamentos en la presa que te recomendaban curricanes grandes de profundidad en esos colores. Cuando Jaime, nuestro magnifico guía de “La Papalota”, dijo 54 yo les había dicho a los muchachos desde la lobina número 50 que era ¡¡¡ hora de irnos!!! Ah, como me gusta trabajarlos y nunca mejor dicho que por Jaime esa mañana, “es que cuando es cranbeit, es cranbeit”.
Semana santa. Siempre he desconfiado de la luna llena en semana santa para pescar, pero consultando las tablas solunares del “Inn fisherman” aparecían buenos días de pesca en las vísperas y el mismo día de la luna llena, con periodos de actividad de dos horas en las mañanas comenzando a las nueve el lunes y recorriéndose para comenzar una hora mas tarde cada día consecutivo, le tengo mucha fe a las tablas. Claro que si la tabla dice malo y hay oportunidad, pues a pescar, ahora todo caía en su lugar y lo que bien empieza bien acaba.
Ideal pensé, la mejor pesca a media mañana para no madrugar mucho, mi mujer e hija de paseo con mi suegra, mis hijos Jorge de 20 y Diego de 16 en vacaciones habría que torcerles el brazo. La lancha en condiciones, calaveras y placa del remolque nuevas, curricanes recomendados en la caja de pesca. Me ilusionaban los preparativos y disfrutaba velando armas.
Había que planear algo bueno… El Salto, lo había pescado antes de que hubiera campamentos de pesca en la orilla de la presa, de nuevo 2006 con amigos y nos fue súper bien. A los muchachos no les había tocado ir; era la oportunidad, cacerías, otras pescas y vacaciones habían ocupado el sitio, llevaba tiempo proponiéndoles ir a Sinaloa.
No se van a arrepentir, les decía.
Varias llamadas atendidas muy amablemente por el socio administrador del campo, Sigismundo Benítez me convencieron de que era el lugar adecuado. Traiga su lancha y a sus hijos les ayudaremos en todo ofreció muy atento.
Siguismundo, magnifico anfitrión y veterano de muchas presas conoce sus lobinas y todo lo que me dijo sobre su pesca para esos días en cuanto a comportamiento, patrones y demás resulto acertado, nos asignó un guía excepcionalmente bueno. La cocina a cargo de la Sra. Rosi y todo el personal resultaron ser de primera.
Camarones al aguachile, y de varias maneras diferentes con tortillas hechas a mano son el sello de esta Chef que lleva seis años en el campo situado entre el río Elota y unas formaciones espectaculares de la sierra a modo de vigías del campamento.
La pesca fue tan buena que nos quedamos un día más de lo planeado, con las muñecas adoloridas de clavar y recoger tanto pescado obteniendo un trofeo de 11 libras 6 onzas y otro de 7 libras y media y más de tres docenas de lobinas de arriba de cinco libras .
Destrozaron todo lo que les lanzamos, señuelos de superficie, hawaianas, rattletraps cachoras (lagartijas en Sinaloa), lombrices, senkos , flukes, swimbaits, y curricanes de profundidad. Aunque la grande salió con un slug-go color trucha arco iris que fue lo mas parecido a los flukes que nos recomendaban y que llevaban años conmigo sin usarse cediendo finalmente su rendimiento; lograda por Jorge con equipo de bobina fija (spinning).
Diego ejecutó la de 7 ½ libras, tan guapa como la de 11 y 6, que junto a otras grandes salieron con señuelos de profundidad en el color verde brillante que llaman Chartreuse. Él uso mucho la superficie, que es su favorito, y temprano en las mañanas acudieron muchas a su engaño.
54 lobinas, pero más de la mitad por encima de 5 libras sacadas en un solo punto en cosa de hora y media, durante la última mañana. Cualquier loco dice vámonos, hay que dejar de pescar. Pues ese loco fue su servidor, la Sra. Rosi nos tendría la comida lista a las 12:30 y había que darse un baño para emprender el regreso a México que aún con autopistas y todo es un viaje pesado arrastrando lancha; no había que abusar de la mina, ni de la suerte para seguir consiguiendo sus tesoros.
Que idea tan equivocada puede tener el visitante casual sobre la sierra si solo vienen aquí o ve la película de Humprey Bogart .
El verdadero Tesoro De la Sierra Madre, son los ríos nacidos en los bosques de pino y encino ocultos por docenas de kilómetros de selva seca.
Mas el oro de la sierra se ha disuelto en el agua y pinta las escamas y aletas de las lobinas para quienes las saben mirar bajo la luz del crepúsculo con buena compañía a bordo, ya no hay gambusinos con burritos en la sierra ahora solo vienen pescadores en lanchas robaleras a los embalses.
Que lugar para alguien del extranjero o del altiplano, lobinas al por mayor gracias a captura y suelta obligatoria que, finalmente comprendo, ha sido la única manera de minimizar el furtivismo logrando un pacto con los pescadores comerciales de la región. Águilas pescadoras, halcones de todos tipos, urracas preciosas, guacamayas, pericos y cotorras, palomas, chachalacas y muchos otros en un escenario de película son en realidad El Tesoro de la Sierra Madre..
Que veamos más campos de pesca deportiva, guías de pesca con lancha robalera propia, menos campesinos faenando redes para míseras mojarras y nunca más lobinas en las pescaderías de los autoservicios atravesadas por el arpón o logradas a golpe de lombriz de plástico color sandía (watermelon), podría ser fruto del Tesoro de la Sierra Madre.
Por: Jorge Pablo Junco Lavín