En proceso de aprendizaje. Coatetelco.
Omar Marino
Aquí estamos otra vez los primos compartiendo esta narración con ustedes, esta vez desde el estado de Morelos, específicamente en Coatetelco. Días atrás quedamos de acuerdo con el Sr. Jorge, conocido pescador de aquel lugar del equipo 9 lbs. Por medio de los foros de pesca en México fue como logramos contactarlo y acordar la salida de pesca y para conocer el embalse, hasta entonces nuevo para nosotros.
Desde el viernes por la noche nos encontrábamos ultimando detalles para muy temprano comenzar la jornada, estableciendo la logística que conlleva una salida de pesca, instituyendo nuestro plan, estudiando la topografía del lugar, un poco de literatura, nos documentamos y motivamos con las evidencias en imagen y video de Coatetelco, verificando que las líneas estuvieran íntegras, los carretes funcionando correctamente, anzuelos bien afilados y desbarbados, señuelos en sus cajas, bloqueador solar, lentes polarizados, los celulares con batería no menor al 90%, etc. Así comenzó la noche previa nuestra aventura. A las 04:30 hrs alistamos nuestros víveres (tortas de jamón como las del chavo del 8), teníamos todo listo para salir a las 05:00 desde la capital del Estado de México. Llegando a Coatlán del Río ya nos iba amaneciendo «¡¡¡ya es tardísimo!!!» nos dijimos Gabo y yo. Esta vez nos acompañaron mi hermano Huber y nuestro buen amigo Eduardo «Lalo», a quien le hicimos extensiva la invitación y aceptó. Finalmente llegamos media hr después de lo acordado con el Sr. Jorge, quien ya se encontraba casteando con un arreglo en Texas bien pegado a las espadañas cerca de la orilla desde la lancha, bajamos del vehículo y un «¿cuántas lleva?» se encargó de sustituir a los buenos días, «dos piques apenas”. Bajó de la lancha, nos presentamos y «¡¡¡a darle que es mole de olla!!!» dijo. Acomodamos los arreglos pertinentes, le quitamos la batería al auto para utilizarla con el troleador, inflamos una lancha que llevábamos y nos metimos al agua, Gabo, Huber y el Sr. Jorge en lancha con troleador, Eduardo y yo en la inflable. Con esta bella postal nos recibía Coatetelco.
Llegamos al primer punto de pesca, eran unos palos que se veían prometedores. La vez anterior nos dio buen resultado y se parecían bastante las condiciones a las de la presa del Ancón, temperatura, profundidad, aunque la estructura y la cobertura varian demasiado; me decanté por un arreglo flickshake, así que até al nylon de 8lb un jig head de 1/8 oz, un Stik-O de Bass Pro Shops en color watermelon de 3”, que por cierto compré en Anglers Bass House, me los recomendó mucho Efraín antes de ir al torneo del Ancón, todo esto en un equipo de spinning. Comencé a pichar cortito desde la inflable y junto a los palos, habré ejecutado unos 8 lances, y al noveno que siento un tironcito leve y pensé «algo traigo» de inmediato doy el swing con la caña para clavar el anzuelo y esta se dobla al tiempo que comienza el armonioso tintineo del carrete cuando la línea sale del mismo; cobro la línea y la lobina que no quería salir, finalmente logro verla en la superficie, la halo hacia mí, manipulando la línea y exclamo «¡¡¡Esoooo!!!», cuando la quiero aproximar a la lancha, la lobina se sacude enérgicamente, se saca el garfio del labio, cae en un costado de la lancha y de ahí al agua. Seguí insistiendo en esa serie de palos con el mismo arreglo, percibí dos tironcillos más pero no pude clavar el anzuelo.
Mientras tanto en la lancha, Huber quien había estado tirando con un señuelo Rattlin de Rapala de 1 ½” en color silver gold, que por cierto mercamos en Puerto Vallarta en julio pasado, y jamás utilizamos allá, lo vino a estrenar a Coatetelco, con una tilapia que enganchó. Su primera captura también para él.
A partir de ahí cambiamos de lugar y recorrimos la orilla, tirando pegado a las espadañas, luego en unas islitas que se encuentran por ahí también, decidí cambiar mi arreglo, usé un jig head de 3/16 oz, y el mismo Stik-O de 3”, esta vez en arreglo ned, cerca de las islitas tiré mi arreglo casi adosado a las espadañas, lo dejé sumergir, no es muy profundo cerca de la orilla, con el remo de la lancha inflable podíamos tocar el fangoso fondo del lago y el agua le llegaba un poco arriba de la mitad de su longitud, pronto sentí que el señuelo llegó al fondo, punteo un poco con mi caña y en una de esas que se tensa la línea «¡¡¡esta es la primera de Coate para nosotros!!!», y comienzo a trabajarla, la incertidumbre y la epinefrina se apoderan de mí cada vez que siento tener algo del otro lado de la línea, y cuando la lobina aparece en la superficie ante nosotros no dudo en sujetarla de la boca. Por fin la tenía ahí, y emocionado quería mostrarles a los colegas del equipo el ejemplar, nada extraordinario, pero la bastante emotivo por ya haber pescado algo en esta salida de pesca.
Los vamos a buscar en la lancha, y a lo lejos les enseño la primera lobina que logramos subir, lo cual sirvió de incentivo para el equipo, pues Gabo logró subir dos lobinitas a la lancha. La primera salió con un arreglo ned con una lombriz Berkley Power Curly Tail de 4” color green pumpkin montada en un jighead de 3/16 oz. La segunda salió con un Stik-O de Bass Pro Shops color watermelon red flake de 4" montado en un anzuelo lombricero VMC 2/0 en arreglo Texas weightless.
La primera ronda terminó pronto para los de la lancha inflable, ya que la temperatura ambiental logró que las partículas de aire contenidas en la cámara de la lancha inflable se expandieran, a pesar de haber calibrado la presión con su respectivo barómetro, lo que provocó que la cubierta de nylon de la cámara se separara del piso de la lancha, esto hizo que saliéramos del agua apenas a las 10:30 de la mañana, y sí, creímos que nos hundiríamos o que la cámara reventaría. Nos tomó cerca de 45 minutos llegar a la palapa. Mientras tanto los demás seguían a bordo pescando.
Llegaron los que faltaban a la una de la tarde, nosotros ya nos habíamos adelantado con el lonche y una botana que llevábamos. Cuando bajaron de la lancha preguntamos que cuantas pescaron «¡dos!» dijo Gabo gustoso, “¡¡¡sin cuenta!!!” dijo el Sr. Jorge. Admitiendo que era la primera vez que iba y no lograba ninguna captura. Nos sentamos todos a la mesa a comer y charlar de cómo estuvo la pesca y una que otra anécdota que nos contó Jorge y, unos minutos después llegaba de pescar “Toño Tecate” junto con unos familiares, a quien antes de presentarnos preguntó que cuántas había sacado, “ninguna” contestó Toño, añadiendo que solo su sobrinito logró una. Jorge se pasó a retirar poco después de eso. Minutos antes de las 15 hrs nosotros 4 asumimos el control de la lancha, decidimos recorrer la orilla en sentido contrario al que empezamos el recorrido matutino, y así lo hicimos, habremos recorrido unos 30 metros a la derecha del oasis y dijimos «aquí». Tirando con arreglo ned logramos una captura más.
Sin embargo quería intentar el arreglo shakey head, así que lo único que hice fue cambiar mi senko de 3” de ned rig a shakey head, me gustó como quedó, y lo comencé a lanzar al agua, con el mismo arreglo logré sacar 2 lobinas más, que por cierto fueron gracias a mi hermano Huber, quien lanzaba con un arreglo ned, que por supuesto se fue a atorar a las espadañas, nos acercamos para recuperarlo y yo habia tirado antes mi señuelo al agua, me acerco y desatoro a Huber, quiero recobrar mi línea, la cual para entonces ya también se encontraba entre las espadañas, y desde aquella densidad de tules una lobina sale a flote, todos nos quedamos así de "¡¡¡Hay que sacarla!!!" Eduardo intentó primero sin éxito, yo intento recobrar nuevamente mi línea, y nada, hasta que ya estando más cerca apreciamos que esa lobina traía mi señuelo y se fue a meter directo a las espadañas, colaborando todos en el rescate de esa lobina empalada.
Perdí mi señuelo. Y ya estando ahí pues me gustaba para que hubiera más lobinas, vuelvo a colocar el mismo señuelo, mismo arreglo y vuelvo a tirar ahí cerca, y de ahí mismo salió la que sería la última lobina del día para los primos. A las 17:30 horas estábamos regresando a la palapa y a las 17:50 partiendo rumbo a México.
En general, la pesca fue un reto, estuvo difícil. Aunque en pláticas escuchamos de jornadas de mínimo 10-20 capturas por pescador, con varias arriba de un kilogramo, las buscaremos en otra oportunidad. Asimismo esperamos contar con la presencia del resto de los integrantes del equipo de Primo’s Bass Team México en la siguiente salida de pesca, Tavo, Poncho, Pepe, Sol, Enrique y Vane.
Por otro lado, desconozco la razón por la cual las lobinas hayan estado «poco cooperadoras» ese día, período pos desove, nuestros arreglos y su presentación misma, la fase lunar, etc., ojalá no haya sido por depredación, lo que sería una pena, puesto que una disminución importante de la población de lobina en la laguna de Coatetelco repercutiría de gran manera, no sólo en el ecosistema acuático, sino que también se vería reflejado en la economía de los dueños de las palapas y la de sus familias, pues estarían dejando de percibir ingresos por parte de los pescadores deportivos.
Como dice el título de esta crónica «en proceso de aprendizaje», así nos encontramos, aprendiendo de cada salida de pesca así como de todos los del gremio que amablemente se han puesto a nuestra disposición, de los tips y atenciones que recibimos cada vez que asistimos a Anglers, Efraín, Juan Antonio y también Jorge Benignos nos han dado varios tips. Sin olvidar en Coatetelco al Sr. Jorge "GEORGBASS", a quien enviamos un saludo y agradecemos el haber aceptado ser nuestro guía en esta jornada de pesca para novatos.
Non scholæ, sed vitae discimus. Séneca.
Fotografías por: Eduardo, Gabo y Huber.