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Algunas Consideraciones sobre el

Catch & Release

 

Por: Raúl León Melesio.

Algunas consideraciones sobre el Catch n Release

 

Considero (y siempre lo he dicho) que si la pesca recreativa ha de tener algún futuro hay dos presupuestos básicos a saber:

 

1.- Que se limite fuertemente la pesca comercial y

 

2.- Que los pescadores recreativos practiquemos cada vez más el Captura y suelta (conocido como C&R por su acrónimo en ingles de “Catch and release”).

 

Pero contrario a lo que se nos quiere hacer pensar, el C&R no es bueno “per se”, se requiere saber aplicarlo para que sea eficaz o de lo contrario, vale más subir la pieza y en todo caso pues la vida del pez se perderá de cualquier forma.

 

Abordaremos varios tópicos del C&R que hoy día tan de moda está y que en mi experiencia, mucha gente lo practica más como un esnobismo o por pose que por convicción. El C&R si no se practica responsablemente y con compromiso real de conservación (de la pesca recreativa y de las especies) puede ser muy nocivo al hacer creer al pescador que con el simple hecho de libera como sea lo que pesca, “no pasa nada” o que no genera daño alguno al medio. El objetivo del C&R debe ser preservar la vida del pez capturado.

 

Hablar de que el C&R es una práctica “ecológica” es un sinsentido, pues la pesca implica necesariamente el disminuir las oportunidades de supervivencia de los ejemplares por el estrés y potenciales daños a los que se les somete. Solo podemos hablar de prácticas de bajo impacto ambiental y para que el C&R sea de bajo impacto ambiental debe practicarse responsablemente, sabiéndolo hacer y manejando un cúmulo de reglas.

 

Definitivamente hay que limitar el número de capturas aunque se practique el C&R, y tomar conciencia de que; el hecho de que un buen día pueda regalarnos muchos ejemplares no implica que tenemos que pescarlos. La forma de proceder para crear el menor impacto ambiental, lleva implícito el que el pescador aprenda a limitar el número de ejemplares que captura. Si alguien cree que liberando las piezas “expía las culpas” y no genera daño alguno está total y rotundamente equivocado, debido a que, cada que se captura una pieza, así se practique el C&R correctamente y con todas y cada una de las reglas de ortodoxia de que hablaremos más adelante para asegurar una liberación eficaz, lo disminuye en sus capacidades y habilidades de supervivencia, pues lo hacemos gastar energías, muchas energías en un proceso que no lo libra de los depredadores, sino que lo deja mucho más expuesto a ellos, que lo debilita y lo hace más vulnerable a enfermedades y que le dificulta más su proceso de obtener alimentos y de competir con los demás depredadores de su nivel en el medio en que viva, lo pone en desventaja frente a depredadores y competidores así como más propenso a enfermedades y parásitos. Por eso sostenemos claramente que el C&R no es por si sola la solución para practicar una pesca de bajo impacto, y que debe necesariamente combinarse con que el pescador limite el número de sus capturas.

 

Otro punto a considerarse fuertemente es el impacto que la pesca tenga en una especie determinada, pues no todos los peces responden igual al C&R. Por ejemplo, una carpa o una lobina toleran muy bien el C&R, no así la trucha (cuando menos no con igual capacidad de reponerse) y hay peces que parecen tener una tolerancia muy baja al C&R como son las especies marinas nadadoras pelágicas como bonitos, atunes, marlins, pez vela y otras especies que tienen un sistema de respiración que los obliga a pasar agua a presión por movimiento por sus branquias para poder respirar (Ram ventilation) y que no son capaces de oxigenarse por mero efecto del movimiento de sus branquias. Este tipo de peces con metabolismos acelerados mueren con mucha facilidad si no se reviven adecuadamente, son muy vulnerables al infarto por sobre estrés y a la parálisis por ácido láctico. Si un pez de estos simplemente se le libera, morirá y debe uno asegurarse de revivirlo adecuadamente para que puedan nadar tras la liberación.

 

Otro caso de baja resistencia al C&R ocurre con los peces de fondo y gran fondo, que salen “tronados”, es decir, con los ojos protuídos fuera de sus orbitales y la vejiga natatoria o el estómago inflado asomando por la boca y en ocasiones otros órganos por el ano. En ocasiones, si estos peces son regresados a la misma profundidad en que se capturaron y se liberan, pueden sobrevivir o si se les practica una deflación de su vejiga natatoria por punción, práctica muy especializada que en todo caso los expone bastante y no omito decir que en ocasiones el pez sale ya muerto y de nada sirven los intentos de regresarlos.

 

Así pues, conviene mucho plantearnos desde un inicio la posibilidad de tener una o dos buenas peleas (o capturas) y enfilarnos fuera del agua en lugar de seguir realizando capturas aun cuando pudieren parecer posibles y más aun si se pescan especies de mayor grado de vulnerabilidad. Adicionalmente, es elemental tener la conciencia de que la actividad de la pesca lleva implícito el lastimar al pez y por ende, aun con las mejores prácticas y las intenciones claras de liberar la pieza, el pez puede morir y ese es un precio que debemos estar concientes que se puede tener que pagar y asumir dicha responsabilidad, por eso aun practicando el C&R es importante insistir en la necesidad de limitar el número de capturas.

 

Hay ocasiones en que el C&R lejos de ser la práctica recomendable es nociva o muy nociva, tal es el caso de los cotos privados de pesca que ofrecen animales de cultivo para consumo, toda vez que esos lugares viven de la venta de lo pescado y no solo del cobro de entradas y su supervivencia se funda en la venta de carne; razón por la cual el C&R atenta contra la viabilidad económica del pescadero y por ende, contra la pesca recreativa misma y no tiene nada que ver con la conservación de las especies ni con una actitud de bajo impacto ambiental.

 

Las especies protegidas no deben ser pescadas y salir a buscarlas pensando en liberar las piezas capturadas es atentar frontalmente contra la especie, protegida por estar en peligro de extinción y por ende es un acto poco responsable y altamente nocivo para el medio ambiente, para la especie en particular y para la pesca recreativa en general (además de ilegal). Por ejemplo, una cosa es que, si incidentalmente se llega a capturar una totoava, sea liberada de inmediato y de la mejor manera, y otra muy distinta ir a buscar totoavas pensando liberar las piezas capturadas. El primer caso es un accidente que se busca no tenga consecuencia y el pescador debe abandonar el área para evitar que se repita el suceso, el segundo caso es contrario a la ley y a la ética que un pescador respetuoso y responsable debe tener.

 

Hemos visto ya que el C&R hay casos en que puede ser nocivo, que no impacta igual a las distintas especies y que debe combinarse con una actitud de limitar el número de capturas en todo caso, pero ahí no para la cosa, debe además practicarse de manera informada y responsable para que sea eficaz.

 

Si se liberan las piezas debe ser porque se busca su supervivencia y por ende habremos de procurar seguir los siguientes consejos generales básicos:

 

1.- Habremos de hacer la pelea lo más corta posible para evitar desgaste innecesario al pez. Por ende, solo podremos practicar la pesca con equipo ligero y ultraligero si tenemos conciencia de nuestro dominio de la técnica y el equipo y solo con especies que pretendemos conservar para el consumo o que sabemos resisten muy bien peleas prolongadas. Especies como la lobina, la carpa, o el sábalo y el pez gallo en el mar se prestan muy bien para la pesca ligera y ultraligera con C&R, pero en todo caso no hay que alargar la pelea más de lo necesario, especies como los marlins, pez vela, túnidos jureles y otras semejantes no son adecuadas para el uso de equipo ligero o ultraligero si se pretende practicar el C&R, porque suelen pelear hasta extenuarse por completo.

 

Las especies de fondo y gran fondo no soportan muy bien el C&R y se afectan mucho, razón por la que debemos plantearnos mejor solo pescar para el consumo y solo liberar los especimenes de muy baja talla y usando el mecanismo adecuado para su descompresión para que puedan así sobrevivir. En todo caso, si se están consiguiendo en una zona especimenes de tallas muy bajas debemos re ubicarnos.

 

Especies dentadas como barracudas, petos, sierras, wahoo, agujones y otras semejantes no son nada apropiadas para un C&R y si se desea practicar, en todo caso debe eludirse el siquiera tratar de retirar el anzuelo (nótese que hablo en singular) y debe cortarse el líder lo más cerca del anzuelo posible que resulte seguro. Recordemos que primero está la seguridad del pescado por encima de la del pescado y la prudencia debe prevalecer en la toma de la decisión de si liberamos o no una captura y la mejor forma de hacerlo.

 

Definitivamente el uso de librajes elevados coadyuva a una fácil liberación y a que los especimenes sean soltados en mejor estado y por eso si pretendemos liberar, parece ser la opción más segura para el pez (y afirmo esto pese a que soy un empedernido enamorado del equipo ligera y ultraligera)

 

Con todos los peces, pero mucho más marcadamente con los grandes pelágicos y los peces de metabolismo acelerado, entre más se prolonga la pelea, menores sus posibilidades de supervivencia. En aquellos casos en que se logra una captura de un ejemplar pelágico (como pez vela, marlin, túnidos y demás especies que respiran a presión y no por movimiento branquial), la pelea no debe prolongarse demasiado y en ocasiones es mucho más cruel liberar la pieza que darle muerte, razón por la que, si se pelea un pez pelágico por mucho tiempo debe valorarse la posibilidad de darle muerte según el estado en que el pez esté cuando finalmente lo acerquemos. Me explico:

 

Los peces, al igual que nosotros, cuando realizan una vigorosa actividad física que exceda la capacidad de oxigenar sus músculos, tienen un proceso de respiración anaeróbica en su metabolismo a nivel muscular para poder oxidar las calorías y obtener energía (unidades de ATP) para seguir funcionando. Este proceso de respiración es poco eficiente (es con base en nitrógeno y no en oxígeno), pues permite una oxidación menor que la respiración aeróbica y genera como desecho ácido láctico (en lugar de bióxido de carbono como ocurre con la respiración normal con base en oxígeno). Ese ácido láctico es de muy lenta absorción en el cuerpo y se acumula en forma de cristales en los músculos, por eso, tras una jornada de ejercicio intenso más allá de las capacidades normales del músculo, se sienten como vidrios dentro del mismo, arde al movimiento y se limita mucho la movilidad, sobre todo entre las 48 y las 72 horas posteriores a la actividad física vigorosa que dio origen a la generación del ácido láctico, pues es en ese tiempo que se forma y cumula la totalidad del ácido láctico en forma de cristales en los músculos y dichos cristales provocan dureza y generan cortes microscópicos a nivel muscular con el movimiento, sangrado interno en baja escala y dolor.

 

Esto mismo ocurre con los peces, que si exceden sus capacidades en la pelea, van acumulando ácido láctico en sus músculos. Así pues, un ejemplar que ha peleado hasta extenuarse tendrá una enorme acumulación de ácido láctico en sus músculos, mucha más que la que tendría un animal que respire oxígeno disuelto en el aire, pues extraer oxígeno disuelto en el agua es mucho menos eficiente que extraerlo del aire y por ende la actividad física vigorosa requiere de más respiración anaeróbica en animales que respiran oxígeno disuelto en el agua que en aquellos que respiran oxigeno disuelto en el aire, lo que significa que los peces tienden a acumular mucho más ácido láctico que los animales terrestres.

 

Lo anterior implica que, tras una pelea prolongada en exceso, un pez que llega agotado a la embarcación, sin vigor alguno, aun cuando se le reviva para ser liberado y aparentemente se le suelte “en buen estado” entre las 48 y 72 horas irá acumulando ácido láctico en cristales en sus músculos y se limitará mucho su movilidad, y en casos extremos quedará paralizado por completo en tanto logra deshacerse de esos cristales, quedando a merced de los depredadores, de los parásitos e imposibilitado para alimentarse, con un sistema inmunológico diezmado y muy propenso a infecciones. Pero peor aun, en los peces pelágicos de respiración a presión, esto provocará que, si no son devorados por un depredador, incapaces de poder huir, irán ahogándose paulatinamente por no poder moverse (para forzar agua por sus branquias y respirar) y tendrán una muerte que llegará solo tras muchas horas de sufrimiento. Por eso sostenemos que debe valorarse mucho el dar muerte e izar a aquellos ejemplares de pelágicos de respiración a presión que han peleado hasta extenuarse, pues liberarlos, aun que previamente se hayan reanimado, es muy cruel, ya que los condena a una muerte lenta y por ahogamiento y se pierde el principio básico por el cual se practica el C&R que es la supervivencia del pez, cayéndose en una crueldad innecesaria para un rival que peleó dignamente y debe ser respetado con una muerte pronta y digna.

 

2.- Usar SOLO anzuelos sencillos. Entre menos heridas le provoquemos al pez será más sencillo soltarlo y mayores sus probabilidades de supervivencia, pues habrá menos posibles focos de infección, menos sangrado y menos daños que diezmen al pez. Los anzuelos triples, aun desbarbados son muy nocivos para los peces.

 

3.- Conviene usar anzuelos desbarbados o desbarbarlos para sacarlos. Este es un punto a valorarse, pues aunque definitivamente es más fácil sacar un anzuelo desbarbado y no desgarra al retirarse, con lo que genera mucho menos daños, no todos los peces ni todos los anzuelos quedan bien sujetos si se desbarban y por ende, en esos casos, se lastiman animales sin obtener el resultado deseado que es pescarlos.

 

Lo cierto es que la mayoría de los anzuelos tiene una barba demasiado grande, no se necesita una barba grande para sujetar bien a un pez, es más, una pequeña resulta mucho mejor porque pasa la carne más fácil, se detiene muy bien y se retira más sencillo y sin generar tanto daño por lo que, si no se usan anzuelos desbarbados, conviene limarles la barbilla para dejarla algo más pequeña.

 

En los anzuelos circulares, es la forma misma del anzuelo la que garantiza la sujeción y permanencia del pez y no la barbilla por lo que, retirar la barbilla no implica pérdida alguna en la capacidad de sujeción del pez y sin embargo si facilita mucho su liberación.

 

En todo caso, si se ve que el anzuelo ha salido por el otro extremo de su punto de sujeción y ha dejado la barbilla expuesta, se pude aplastar para sacar el anzuelo fácil y sin desgarros.

 

Algunas consideraciones sobre el Catch n Release4.- Si se “embucha” el pez, se debe valorar cortar la línea y dejarlo con el anzuelo. Decimos que se debe valorar porque si el pez presenta un fuerte sangrado es mejor y más piadoso darle pronta muerte y subirlo, que liberarlo para que tenga una muerte lenta y cruel. No debemos irnos al extremo de liberar todas las piezas a toda costa porque eso puede ser muy cruel para los animales que, por los daños sufridos, no puedan sobrevivir.


Se dice que un animal está embuchado cuando el anzuelo se agarró de lo profundo del pez, del estómago y por ende el pez “vomita” el estomago y lo trae de fuera o cuando menos, en la boca como se muestra en la imagen de un costado donde vemos un vela con el estomago en la garganta claramente visible.

 

Un animal embuchado SI puede sobrevivir si no tiene un sangrado excesivo, por lo que se le pude re introducir manualmente las viseras por la boca, reanimarlo y soltarlo. Pero un animal que sangra por las branquias profusamente seguro morirá y es mejor pensar la opción de subirlo y darle muerte.

 

Para liberar un pez que tiene el anzuelo en cualquier punto interior, cuando esté agarrado de adentro, del estomago, de las agallas o cuando resulte inseguro manipular el animal para liberarlo, lo mejor es cortar el líder lo más cerca posible de la boca del animal y listo, dejarlo con el anzuelo dentro será más seguro para el propio pez que manipularlo para extraerlo.

 

Esto trae un punto más a colación. Con frecuencia he escuchado hablar de anzuelos “biodegradables” y debemos aclarar que no existe tal cosa. Lo que si hay, son anzuelos que tiene bajo contenido en carbono y se oxidan con facilidad, es decir, el agua salada provoca una degradación acelerada del anzuelo y hay quienes privilegian su uso porque consideran que, si el pez rompe la línea y se lleva el anzuelo clavado o si se les libera cortando el líder y dejando el anzuelo clavado al pez, es deseable esa oxidación acelerada para que, al podrirse el anzuelo, el pez quede libre del mismo y no tenga que tener un hierro clavado en su boca o cuerpo por siempre. Nosotros consideramos que esta postura es equivocada y pone en riesgo la vida del pez de manera innecesaria y explicamos porque.

 

Si el anzuelo se oxida, habrá un foco de infección en la herida que el anzuelo ha provocado, pues esa descomposición del hierro provocará laceración por infección en la zona al podrirse. Un anzuelo de alto contenido en carbono que no degrade fácilmente será enquistado por el cuerpo del pez y así el animal se protegerá. Pongamos un ejemplo simple: ¿Qué es menos agresivo a la salud, usar una arracada que se oxide o una inoxidable?, en el primer caso, si la arracada se oxida, tendremos menuda infección en la zona de contacto con el metal que se pudre, pero si la arracada no se oxida, no hay infección y el cuerpo genera piel que proteja la zona. Igual ocurre con los peces, si se les deja un anzuelo de alto contenido en carbono que no oxida fácilmente lo enquistan o forman cayo protector en la herida y lo conservan así, pero si se oxida en sus entrañas o boca le generará una infección muchas veces mortal.

 

He oído a quienes piensan que el anzuelo de bajo contenido en carbono no genera infección porque no se oxida, degrada por electrólisis muy rápidamente y se suelta, esto es una falsedad atento a que, para que haya electrólisis se necesita un ánodo y un cátodo a cada extremo de un conductor sumergidos en agua y el conductor es el que sufriría la corrosión por electrólisis. En el caso que nos ocupa tenemos al anzuelo como conductor, pero ¿Cuál sería el ánodo y cual el cátodo? Así es que no es posible la corrosión acelerada por electrólisis y parece más acertado tener anzuelos resistentes de alto contenido en carbono que no se degraden y no provoquen infección en el pez que se quede con ellos en la boca.

 

5.- Reanimar siempre adecuadamente al pez. Esto es un procedimiento elemental en todo pez, pero que cobra mucho más importancia en peces que necesitan del movimiento para respirar. La forma correcta de proceder es manipular al pez lo menos posible, debe sujetarse sin lastimarlo y del punto mejor posible que nos de un agarre firme sin generarle lesión.

 

En muchos peces el pedúnculo caudal es el lugar ideal y podemos posar la mano en su estómago para darnos algo de firmeza pero sin apretar en dicho punto, en otros peces el pico es lo ideal pero en todo caso, jamás debe sujetarse de las aberturas branquiales pues limitamos su capacidad de oxigenación, amen de lastimar ese tejido tan delicado.

 

Es fácil saber cuanto debemos reanimar al pez, debemos hacerlo hasta que pida por si solo su liberación vigorosamente, no al primer indicio de vida porque entonces irá derecho al fondo a morir, necesitamos moverlo de adelante para atrás o darle avante a la embarcación para forzar el agua a pasar por las branquias del pez y oxigenarlo, pues no basta meterlo al agua y dejarlo quieto, tengamos presente que tenemos que forzar el agua a pasar por sus branquias.

 

Recordemos que lo que se busca es que el pez respire, por lo que debe estar con la cabeza bajo el agua y en movimiento. Es mejor que esté algo en superficie porque la espuma de superficie tiende a tener mucha más oxigenación.

 

En el pez vela, marlin y otros peces de pico, podremos notar que al ser cobrados tienen un tono cobrizo si están con problemas de oxigenación. No debemos liberar un pez con dicha coloración, solo podemos soltar un pez que haya perdido ese color cobrizo, pues dicha tonalidad denota que el pez está asianótico, y necesita oxígeno en su sistema, por lo que si es soltado he dicho estado morirá.

 

Como ejemplo, véase la foto contigua, con un pez vela que está claramente cobrizo y necesita ser oxigenado antes de liberarse. El ejemplar mostrado fue liberado tras revivirse y debo decir que un vela no debe cargarse en la forma que se muestra, pues puede sufrir daños internos, debe ser cargado en forma horizontal, pero eso no lo sabía en aquel entonces.

 

Algunas consideraciones sobre el Catch n Release

Algunas consideraciones sobre el Catch n Release

La foto de un costado muestra la liberación de ese vela ya con un color sano en su costado y la otra foto muestra un vela en excelente estado para ser liberado.

 

 

 

 

 

 

 

6.- Es mejor no sacarlos del agua. No hay discusión, la mejor forma de liberar un pez es no sacarlo del agua y manipularlo lo menos posible. No obstante, si valoramos que el pez está en buen estado físico y no es peligroso para el pez y la tripulación izarlo para alguna foto, podemos correr ese riesgo, concientes de que se puede caer y golpear y con ello hacer inviable la liberación.

 

Entre más grande y pesado un pez, menos conveniente resulta sacarlo del agua si se pretende liberar, pues su propio peso se sostiene bien en el agua, pero le puede generar lesiones internas afuera por la diferente sustentabilidad del medio.

 

Jamás debe meterse la mano a las branquias de un pez que se pretenda liberar, pues esto irremisiblemente genera daños y sangrado y es que las branquias tienen un tejido muy sensible, muy superficial y permeable que tiene por función realizar la inclusión de oxígeno en el torrente sanguíneo y, en consecuencia, es una zona altamente basculada, con tejidos delicados y permeables que introducen el oxígeno por contacto directo a través de membranas extremadamente finas. Por ello, el menor roce provoca sangrado y daños directos al pez.

 

Lo ideal es manipular lo menos posible al ejemplar porque además de provocarle ahogamiento y debilitarlo, se le retira la baba protectora de la piel y se les deja más vulnerables a parásitos e infecciones.

 

7.- Cargar solo peces de tallas moderadas y horizontalmente, nunca verticalmente. Hemos dicho ya que lo ideal es no sacar los peces del agua, de cualquier forma, si se decide hacerlo, la forma correcta de sacar un pez del agua implica mantenerlo bien soportado y en la horizontal.

 

En el caso de peces pequeños como lobinas chicas, podemos sujetarlas de la boca, pero peces grandes (lobinas pesadas, meros, peces pelágicos y demás) y pesados, nunca debemos sujetarlos de la cabeza para levantarlos, pues la cabeza NO está hecha para soportar el peso del pez y es común que internamente sufran desgarros musculares y daños, principalmente en la zona de unión entre las branquias y el resto del cuerpo y estas lesiones, aunque aparentemente no le generen daño alguno al momento, le provocarán la muerte a corto plazo. La foto muestra un pequeño marlin rayado que fue sacado para la foto, esto es posible solo con ejemplares tan minúsculos como el que se muestra y es muy nocivo con animales de mayor talla y peso. Nótese como se le está cargando soportándolo horizontalmente para eludir daños en órganos internos.

 

Si se saca un pez del agua, al reintroducirse no se le debe aventar al agua, se debe meter suavemente en ella con la cabeza por delante y asegurarnos de revivirlo bien antes de soltarlo. En ocasiones es útil meterlo cabeza por delante con algo de fuerza para que ese impulso inicial de entrada meta mucho agua a sus branquias y nos ayudemos a revivirlo más rápido, pero esto no deberá hacerse de manera que el pez sea azotado contra el agua.

 

Hablaremos ahora de los artilugios para usarse en el C&R para controlar el pez y en su caso, izarlos para la foto o el pesaje.

 

El gancho definitivamente no es una herramienta adecuada, hecha la salvedad del gancho de boca (lip gaff), el cual se pasa por el labio inferior para controlar el pez para controlarlo en lo que se retiran los anzuelos, pero es claro que no debe usarse para izar al pez por las razones ya expresadas.

 

En peces de tallas bajas, puede usarse una red o salabre a condición de que sea de trama no abrasiva y concientes de que lastiman mucho al pez, es decir, se pueden usar, pero no son lo más recomendable. Recuerden que si la van a usar para pesaje, lo mejor es que el pez sea pesado dentro de la red y debemos tararla con el peso de la misma para obtener el peso real del pez menos el peso de la red.

 

Para los picudos, el uso de la cuerda de nariz (Snooter o bill rope) es una excelente opción para controlar al animal de manera segura, sin generarle daño y sin extraerlo de su medio. Este artilugio es una cuerda con un mango (o sin el) y una jareta que se cierra, la cual se coloca en el pico del pez para sujetarlo y controlarlo, a manera que, entre más jala el pez, más se soca la cuerda pero, al aflojar la presión se suelta sin mayor problema.

 

Este artilugio debe saberse usar para evitar que el pez se golpe contra la embarcación y que se lesione o pierda un ojo (cosa muy frecuente) o que ponga en peligro a la tripulación, para lo cual es elemental que, tan pronto se sujeta al pez, la embarcación se le de avante para forzar que la presión del agua saque su cuerpo a superficie y sus esfuerzos por nadar sean estériles.

 

Los sujetadores de quijada tienden a ser demasiado abrasivos y lesionar mucho al pez por lo que suelen no resultar prácticos ni convenientes y las pinzas para pez dañan la piel y órganos internos, por lo que desechamos su uso para la práctica del C&R.

 

Muchos pescadores liberan los peces de baja talla y los más grandes, los verdaderos trofeos, son los únicos a los que dan muerte, esto ocurre también en muchos torneos de pesca, donde se pone una talla mínima para poder llevar a pesaje a un ejemplar y debo confesar que por años así es como yo mismo he pensado y obrado, sin embargo, creo que esta es una conducta respecto a la que deberíamos reflexionar y considero que es más acertado obrar precisamente en contrario y trataré de explicarme a detalle.

 

Hemos dicho que la razón de practica el C&R es buscar preservar la vida del ejemplar pescado, no retirarlo del medio por ser valioso para la biomasa, pues bien, si nosotros regresaos al agua los ejemplares de menor talla y solo nos quedamos con los “trofeos”, lo que estamos haciendo es retirar del medio el ejemplar con mayor valor genético, el que tiene los mejores genes, y dejamos vivir a los que tiene los peores genes, los más chicos. Este es un mensaje equivocado que mandamos al medio ambiente y tenderá a pasar en el corto plazo como ocurrió con la ballena jorobada, en la que eran cazados los grandes ejemplares y dejados los chicos y así pues, se retiró de la naturaleza el factor genético que las hacía grandes y solo se dejó el que las hacía chicas y por ello hoy día, la ballena jorobada es mucho más pequeña que antes. ¿eso queremos que ocurra con los marlins (por ejemplo)?

 

Por otra parte, en muchas especies, las hembras son las que alcanzan las mayores tallas y entre más grande la hembra, mucho mayor su capacidad reproductiva y su potencial para poner huevos, y por ende, al retirar el ejemplar de mayor talla, se está sacando del medio a la hembra con mayor capacidad reproductiva ¿es eso lo que se quiere?

 

Otro punto más a considerar es que, si actuamos a la inversa y sacamos los peces de menor talla y dejamos los de mayor talla, lo que haremos será ayudar un poco en el proceso de selección natural, sacando a los ejemplares más torpes y menos desarrollados y dejando a los más aptos para reproducirse y sobrevivir, a los que tiene el mejor material genético y a los que han demostrado mayores capacidades en general.

 

Por ello considero que, si practicamos el C&R por razones de búsqueda del desarrollo de la pesca recreativa y la mejora de las poblaciones de peces, habremos de cuestionarnos fuertemente si debemos mejor soltar los grandes peces y solo quedarnos con los de menores tallas.

 

Para cerrar, una última reflexión respecto a la decisión de si practicamos o no el C&R.

 

Es nuestra opinión que es muy importante saber practicar el C&R y estar bien concientes de las razones por las que lo hacemos (o no), que deben ser el legítimo interés de soltar a un pez para que sobreviva y no el esnobismo, la moda o la influencia de los demás. El pescador (y nadie más) tiene la decisión de disponer de la captura y lo debe hacer en conciencia y de acuerdo a la legislación vigente aplicable, respetando las tallas mínimas, vedas y número de capturas permitidas. Dentro de esos parámetros, sea cual sea la decisión del pescador es respetable y solo podemos alentar a la práctica del C&R, pero no atrevernos a imponerla o a juzgar a quien decide no practicarla, sino buscar educar y direccional en tal sentido.

 

Es tal vez aun más importante que la práctica del C&R el irrestricto apego a la legislación aplicable y la auto regulación para limitar el número de capturas aunque se practique el C&R. En consideración personal, si la legislación impone un máximo de piezas capturadas por especie, pescador y día, es conveniente limitarnos a eso aunque practiquemos el C&R si en verdad queremos proteger la pesca recreativa y las especies.

 

Hay quienes liberan todas las piezas sin reflexionar en el estado en que las sueltan, quienes piensan que es mejor darle al pez una oportunidad que ninguna y liberan las piezas aun en estado grave o que piensan que “sirve mas el pez como comida de tiburones que como mal ejemplo en puerto” y sueltan aun a los peces moribundos. Por nuestra parte creemos que eso es una crueldad excesiva e innecesaria que no respeta a un rival que merece una muerte digna tras una pelea noble, creemos que soltar una pieza que no sobrevivirá pugna frontalmente contra la razón misma del C&R que es la preservación de la vida de las capturas y es un fanatismo extremo que olvida o pretende soslayar los riesgos naturales de la pesca recreativa. En nuestra consideración, el pescador debe ser responsable de sus actos y no pretender “taparlos” o soslayarlos solo para no sentir culpa, liberando peces que no sobrevivirán y condenándolos a una muerte indigna y cruel y debe asumir que, desde que salimos a pescar, no vamos ataviados de flores, sino de anzuelos, que no vamos a acariciar a los peces, sino a buscar pescarlos y eso implica lastimarlos y la muerte es un precio que se debe pagar cuando resulta indicado, sin remordimientos y sin quejas pero en todo caso sin tratar de eludir la responsabilidad elemental de nuestros actos y sus consecuencias.

 

Y si se desea no dar un mal ejemplo en puerto, siempre se puede filetear el pez en alta mar y regalar la carne a un hospicio o persona que la necesite y así haremos un bien con el ejemplar que no tenía viabilidad de vida.

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